martes, 23 de mayo de 2017

ANUNCIO DEL PRÓXIMO EVENTO

A través del grupo de wp que hemos formado unos cuantos y al que estás invitado a participar (nos das tu número de móvil y te agregamos a la lista) estamos planificando una  cena para el 10 de junio. El sitio está por decidir en función de los que seamos y lo que propongamos. Se barajan tres sitios: Restaurante Maribel de la Avda. Claret, la postal en Zamarramala o Venta Magullo.

Si estás interesado en participar no tienes más que contestar por correo electrónico a msanchorubio@hotmail.com antes del 31 de este mes y si quieres que te añadamos al grupo de wp añades tu número de teléfono móvil.


En el 2011 nuestro colegio cumplía 50 años. Por este motivo se creó la bitácora del colegio. En el siguiente enlace puedes encontrar información de aquel evento.

http://ceipelpenascal.centros.educa.jcyl.es/bitacora/index.cgi?wIdPub=3



sábado, 20 de mayo de 2017

Tener un hermano heavy tiene sus ventajas, no creo que nunca me hubiera dado por escuchar a estos grupos. También tuvo sus inconvenientes, que el paso del tiempo reconvierte en anécdotas de las que incluso te ríes, pero que en el fragor de la adolescencia impedían que me concentrara en los estudios. Cuantas conversaciones inútiles para que el niño fuera más obediente, tranquilo y respetuoso con unas normas mínimas de disciplina. Porque hacía lo que le daba la gana y los demás pagábamos el pato. Cuando mi madre agarraba el canasto de las chufas, ya no había  vuelta atrás, arremetía contra los tres y nos ponía las peras al cuarto, tuviera o no razón. Broncas, riñas, voces, ... Los que tenéis hijos adolescentes sabéis de lo que hablo, aunque no sé si alguno de ellos llega a los extremos de mi hermano. Y aquí dejo el tema pues los detalles más escabrosos no se pueden contar, son parte de su biografía e intimidad y madre impuso silencio. Pero cuanto daño me hacían las cosas que pasaban en casa, como a mi hermana, que también vivió todo esto con una intensidad que la hizo enfermar. Años de médicos, de tristeza y de impotencia. La última palabra la tenía mi madre. De nada servía que yo intentase sugerir soluciones, aunque sobre mí cargaba sus dudas, sus problemas y sus iras. El tiempo y la ayuda de mis tíos, paternos y maternos, hizo que las cosas se fueran suavizando y sobre todo, que mi madre aceptara la condición heavy de mi hermano, terminó por hacer de nuestra familia un hogar más sosegado.





Con el paso de los años mi hermano se ha convertido en un hijo muy dulce, tanto es así que nuestra madre lo es todo para él. Tenedlo en cuenta los que sois padres, es difícil educar a un hijo pero la perseverancia tiene sus frutos y con el paso del tiempo, a veces muchos años después, recibiréis la respuesta a tantas noches de insomnio.

Mi hermano, por otro lado, era el ser más alegre y dicharachero que te puedas encontrar. Yo me reía muchísimo con sus imitaciones de Doña Rogelia y los muchos chistes y aventuras que me contaba. Fantasear con la realidad fue algo que debió heredar de mi padre. De niños, los domingos por la mañana mi padre nos daba una voz para que fuéramos a la cama con él. Mi madre, que se había levantado pronto, ya andaba faenando por la casa. Los demás tardábamos un poco más. Y pasábamos un buen rato escuchando los cuentos, leyendas, fábulas y aventuras que mi padre nos contaba. Sabía cientos de cuentos de memoria, por lo  que siempre los contaba igual, hasta cantando, cuando llegaba la parte de Blancanieves donde los enanitos regresaban a casa después del trabajo, "I go, I go, a casa a descansar, lara laa". Caperucita Roja, La ratita presumida, El gato con botas, El chanchito volador, La Bella durmiente, El patito feo, El traje nuevo del emperador, La pequeña cerillera, Las aventuras de Pinocho, Los cuentos de las mil y una noche, las historias del tonto de Valdetomates,... Y nos recitaba también poesías, recuerdo especialmente la de Rubén Darío, "Margarita, está linda la mar". O nos contaba sus aventuras de niño y viajes por España y Francia. Mi padre había aprendido francés en el instituto pero sobre todo porque daba clases a unos niños que veraneaban en La Granja con los que luego se iba a Francia para ejercer como "institutriz". Cinco capitales de provincia le quedaron por conocer en España, que no sé cómo lo hizo, si nunca tuvo un duro, pero que supongo obtendría con lo que ganara dando clases particulares y trabajando desde muy joven.



Al fallecer se perdieron tantas cosas y me hubiera gustado poder preguntarle tantas otras. Muchas dudas que me han surgido en el camino de la vida y he tenido que resolver sola, pues con mi madre no había la misma comunión. He echado tanto de menos el latido de su corazón, primero aquel que todos tenemos y  después el sonido metálico de la válvula de platino que tuvieron que colocar reemplazando la arteria aorta. Tuve un reloj que sonaba igual, que conservo aunque está estropeado y que siempre he pensado arreglar pero que nunca me he decidido a hacerlo. No creo pudiera resistir los recuerdos que me produciría oír de nuevo aquel sonido.



Tomó el relevo mi hermano como contador de historias. He pasado muchas horas con él en el cuarto de estudio, jugando o escuchando sus fantasías. También había mucha conexión con él, cosa que no ocurría con las mujeres de la casa. Han tenido que pasar muchos años para que me reconciliase con la imagen femenina. El caso es que mi madre tenía mucha confianza conmigo y siempre me contó también sus historias, sus aventuras y vivencias en el pueblo y sus dudas existenciales. Probablemente lo más difícil haya sido la relación con mi hermana. Ya de niña se mantuvo siempre al margen de los juegos con mi hermano y de las trastadas que hacíamos los dos. Tampoco participaba de las mañanas de domingo en el pueblo, de los relatos en la cama de mis padres. Siempre he pensado que tiene el síndrome de la hermana mayor, desplazada por un segundo hijo-varón y un tercer hijo, yo, niña que pasa a recibir los mimos y carantoñas que ella en su momento recibió pero que ha olvidado. Pobre hermana mía, sobre ella cayó el peso de la responsabilidad que le legó mi padre ya moribundo. "Cuida de tus hermanos pequeños". Sin embargo, no sé bien porqué esto debió causarle tanto problema ya que nunca lo hizo. Se produjo en mi familia un intercambio de papeles, mi hermano pasó a actuar como si fuera el pequeño, mi hermana pasó a ejercer de mediana y a mí me tocó asumir el protagonismo de la mayor, originando una familia tan disfuncional. He tenido que hacer terapia alternativa (constelaciones familiares) para entender la problemática y recolocar la situación. En eso estoy ahora, en posicionarme en la familia en el lugar que me corresponde y hacer que los demás ocupen también el lugar que les toca.



Hubo un tiempo, al igual que os pasaría a vosotros, en los que había que escribir, por obligación, las dichosas redacciones del colegio. La tarea más difícil a la que tenía que enfrentarme. Me pasaba un buen rato mirando el cuaderno y preguntándome cómo empezar. Una vez que había conseguido redactar el primer párrafo, a ver con qué rellenaba el segundo. Y así minuto tras minuto hasta concluir el relato. Con lo fácil que era hacer el resto de las tareas, incluido el dibujo, que aunque los míos eran bastante penosos, prefería dibujar a escribir. Pero había que hacerlo, máxime cuando eres una persona a la que desde niña te han enseñado a cumplir con tus obligaciones. No recuerdo que hubiera día en el que yo fuera con las tareas sin hacer, no cabía en mis esquemas. Llegaba el peor momento, dar un final a la historia. ¡Mierda! Entonces recurría al mejor de los trucos que jamás se me ocurriera. Cuando no sabía por donde seguir y el tamaño de la redacción ya era el establecido por el profesor de turno, hacía que el protagonista de la historia despertara de un sueño, simplemente eso, lo contado  no era más que lo que le había venido pasando mientras dormía. Tarea resuelta.
 




Escribir no es tarea sencilla. Recuerdo hace unos cuantos años que me tocó hacer el discursito de despedida de los alumnos de cuarto de la ESO. La directora de aquel instituto tenía por costumbre encasquetar el marrón a los dos profes que cada año NO fueran capaces de argumentar una buena excusa. Lo mío fue suerte pues para el acto de clausura del curso escolar, en la ceremonia de segundo de bachillerato, la más difícil, ya había candidato. Quedaba el pringado que cerrara el acto de cuarto. De eso No me libré. Nuevamente el ser responsable que es uno aflora y tuve que acometer la tarea. Una página y "iau", que dicen los valencianos. Se me ocurrió que Mario lo leyera, pues él sí es un fantástico escritor de salón. "Esto es horrible". Yo, que había volcado un poquito de mi alma en aquello, que hasta me parecía apropiado y decente para la ocasión, me dejó hecha polvo. Sin embargo, cogió el texto, cambió tres palabras y dos expresiones, me sugirió que incluyera un golpe de humor y aquello fue mágico, se transformó en algo francamente bonito. No entendía nada, si total sólo había dado dos pinceladas pero os aseguro que fueron fundamentales. Ahora venía la siguiente parte, leerlo en público. Porque una cosa es dar clase y hablar con los alumnos, y otra bien distinta hacerlo en un salón de actos. La solución vino nuevamente de la mano de Mario y la medicina. Ni la relajación ni otras prácticas hubieran sido tan efectivas. Un Valium antes de dormir y un Sumial con el desayuno. Para un ser atormentado e insomne como yo, eso no me tumba, sólo relaja, ja ja, ja.



Un año de teatro, fijarme en lo que hacen los grandes, pensar y perder el miedo al ridículo, dormir poco y tener un público amable, hacen el resto.



Gracias. Pero escribir no es agradable ni sencillo.

miércoles, 10 de mayo de 2017

MAS QUE QUEDADAS A TOMAR UNOS VINOS

Desde la última vez por el 2004, no se ha vuelto a realizar una quedada, por decirlo de otra manera, forma o cualquier otro significado del diccionario, podríamos decir tomar unos vinos de vez en cuando a lo largo de estos tres años.






Se puedo contar lo bueno y qué más da, también lo malo, se convive con ello día tras día. Desde la creación de un grupo de WhatsApp, con sus altas, bajas, reencuentros, incluso hasta un cambio de Administrador de grupo, por cierto que lo está haciendo muy bien.
Hemos visto divorcios, matrimonios, bautizos, y por desgracia perdidas de seres queridos de nuestro entorno y también la de uno de nuestros compañeros.
 

No me quiero enrollar no quiero ser un plasta, espero que a partir de ahora sigamos llamando quedadas a nuestras reuniones como antaño.